El observatorio de “violencia de género” de la Defensoría valoró la marcha realizada y llamó a no poner color a la protesta.
Decenas de miles de personas en todo el país, llevaron adelante la quinta marcha contra la “violencia de género”. En este sentido la Defensora del Pueblo Adjunta de la Provincia, Sylvina Portillo, destacó que, desde el Organismo de la Constitución Provincial, se trabaja diariamente en aras de defender la dignidad e igualdad, propias de la mujer por el hecho de ser tales. La funcionaria destacó que la tarea que se realiza guarda relación con la atención y contención de las mujeres víctimas de violencia de género, desde el momento en que se toma contacto con las mismas, en este sentido, destacó que se coordina la labor con la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia, la Dra. María Graciela Parola y la línea 102, dependiente del área a su cargo; de igual manera se articulan acciones con la Secretaria de la Mujer, Lic. Angélica García, con la asistencia de la Policía de la Provincia. La Dra. Portillo, puso énfasis en la necesidad de clarificar determinados conceptos pues, a veces, algunos grupos caen en cierto fanatismo que nos hace mal a las mujeres. En primer lugar, la labor que desarrollamos no tiene como característica común que la génesis de los hechos violentos contra las mujeres se encuentre precisamente en la acción exclusiva de los hombres. Por eso, estimamos que cuando se dice “violencia machista” el término no tiene en cuenta determinados contextos en los cuales el agente causante de la violencia contra una mujer es un hombre, pero que a su vez recibe el apoyo explícito o implícito de todo un ambiente social y familiar, que por acción u omisión pueden considerase cómplices y por ende coautores o facilitadores de la violencia. Asimismo, la funcionaria se declaró abiertamente defensora de la igualdad de género entre hombres mujeres, en cuanto a sus derechos y reconoció que como sociedad es preciso recorrer una considerable distancia para llegar al nivel de equidad de géneros que media en otras culturas. Pero sin dudas la forma será dando mensajes claros a las generaciones presentes y futuras, que el lema “ni una menos” represente un estilo de vida social y no un mero slogan que sea utilizado por congéneres que aprovechan la ocasión para ponerle otros matices con pañuelos de diverso color. Cuando a la Defensoría ingresa una víctima, no nos preguntamos si milita o no con los pañuelos celestes, verdes, naranjas o violetas, a pesar de la postura institucional basada en las profundas creencias religiosas que forman parte de nuestra esencia como personas y que nos llevan a no apoyar el asesinato, inconstitucional, pagado por toda la sociedad, no nos preguntamos qué ideología trae la mujer, se la atiende, se la contiene y se hace lo necesario para que los organismos competentes del Estado Provincial se avoquen a preservar su dignidad, que no es otra cosa que lo que deben hacer los estamentos estatales en esos casos. Si realmente queremos llegar a tener paridad de derechos con los hombres será preciso que, antes que nada, nosotras nos redignifiquemos y que tal redignificación sea acompañada por la sociedad toda, sin importar sexo, raza o religión. Estimamos que será la manera que el “ni una menos” deje de ser un mero lema para convertirse en realidad.