Desde el Observatorio de Derechos Políticos y Electorales de la Defensoria del Pueblo- ODEPOE- se recepciono un extenso análisis de las autoridades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas ( CONICET) , donde se asegura que no es recomendable que en el corto plazo se implemente un tipo de votación mediante máquinas y por ello este prestigioso centro de investigaciones recomendó no avanzar con el voto electrónico.
Luego de las polémicas que se desataron en algunos momentos antes de las PASO y de las votaciones para las legislativas en todo nuestro país, lo cual dividió opiniones en torno a si es conveniente o no el voto electrónico, desde el ODEPOE, se continua recopilando antecedentes que luego serán enviados al Tribunal Electoral Permanente de la Provincia de Formosa, y a otras áreas con competencia en materia electoral tanto nacional como provincial y en donde, se pone en evidencia que no es tan simple como lo ha señalado en más de una oportunidad el Jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, en pasar rápidamente de las boletas de papel al voto electrónico y si bien está pendiente toda una reforma electoral que ya cuenta con media sanción en Diputados y que habilita la votación con boleta electrónica, Institucionalmente entendemos que se deben respetar las Autonomías Provinciales y Municipales, de manera que no podemos soslayar o dejar de lado, cuestiones como la idiosincrasia, cultura, costumbres, seguridad, condiciones climáticas , económicas y políticas de cada jurisdicción en un país tan amplio como lo es la Argentina.
El Ombudsman Provincial, José Leonardo Gialluca, señalo que nos apoyamos en las recomendaciones del CONICET- Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-, y donde se señala no avanzar en el corto ni mediano plazo con la implementación de un sistema electrónico para la etapa de emisión de voto.
Además de indicar que no debería implementarse en el corto ni en el mediano plazo esta manera de votación, el CONICET sugiere fomentar el desarrollo de RRHH y capacidades técnicas, e iniciar un plan de investigación que pueda aportar evidencia teórica y empírica de que los riesgos de este sistema puedan ser controlados.
Los factores de complejidad y confianza antes mencionados, implican esfuerzo y programas a largo plazo, dado que deben fortalecerse capacidades y lograrse niveles de madurez que permitan desarrollar sistemas con la calidad necesaria particularmente, en lo referido a aspectos de seguridad e integridad.
Gialluca considero que en un Sistema Republicano el ciudadano debe poder controlar todos los pasos esenciales de la elección sin tener conocimientos técnicos especiales. Estas son, prácticamente, las palabras pronunciadas por la Corte Constitucional de Alemania –el equivalente a nuestra Corte Suprema de Justicia– en 2009, al declarar inconstitucional un sistema de voto electrónico. ¿Qué ocurre si esto no se cumple? Pues que el ciudadano común no tiene más remedio que confiar en la palabra de su Gobierno, de una empresa o, en el mejor de los casos, de un grupo de técnicos capacitados que le asegurarán que el sistema funciona correctamente.
Ahora bien, ¿qué significa «correctamente» cuando hablamos de elecciones en un sistema republicano como el nuestro? Que debe garantizar —tanto como sea posible— simultáneamente dos cosas: exactitud (que la voluntad del votante se vea reflejada en el resultado) y secreto (que nadie pueda saber a quién votó alguien). Si alguien puede saber a quién votó otra persona, puede ejercer poder sobre su decisión, ya sea premiándolo o castigándolo. Un sistema basado en la confianza en terceros (el Gobierno, una empresa o una elite técnica) no da garantías. Sólo da la posibilidad de creer o no creer en él.
Ahora sí, la informática aplicada a lograr que el proceso de escrutinio provisorio (del que participan el presidente y los fiscales en la mesa luego de las 18 horas, y los ciudadanos ávidos de información hasta bien entrada la noche) resulte tan claro y transparente como sea posible. Allí la informática tiene mucho que ofrecer: desde sistemas de escaneo óptico para leer las boletas (siempre con ojos humanos controlando el proceso), hasta sistemas de publicación de resultados por mesa (y no por distrito, como se hace en un primer momento) que permitan multiplicar por miles los fiscales, y también que cualquier programador desarrolle herramientas de software para escudriñar entre las mesas cargadas buscando anomalías.
Por ello un sistema informático lejos está de poder ser transparente e incorporar tecnología acríticamente no es modernidad: es peligroso y puede resultar extremadamente caro. Y no sólo en términos económicos, sino en el costo que puede ocasionar disminuir el poder del votante en el acto electoral, con la sola promesa —una vez examinadas las reales ventajas de votar con computadoras en vez de con papel— de obtener resultados provisorios un par de horas antes de lo acostumbrado.