De un relevamiento , llevado adelante por el Cuerpo de Inspectores de la Defensoría del Pueblo y dentro del trabajo que desarrolla la -Dirección de Derechos del Consumidor, Usuario y Contribuyentes, Relaciones de Consumo-, sobre 50 casos consultados de ciudadanos que poseen distintas tarjetas de crédito, 39 señalo que no pueden pagar el 100% de los resúmenes mensuales y dentro de esta franja de consumidores están los que “pagan únicamente el mínimo y otros que abonan sumas mayores pero dejando siempre un saldo deudor”.
El Ombudsman Provincial, Dr. José Leonardo Gialluca, señalo que lamentablemente no es una conducta que aprobamos o recomendamos desde el Organismo de la Constitución, ya que por las fuertes expectativas inflacionarias existentes este año, los bancos “tienden a cubrirse por anticipado y cobran intereses casi usurarios sobre los saldos de las tarjetas de créditos.
Como suelen hacerlo, las entidades financieras se curan en salud; en esta ocasión, con relación a la inflación presente y a la futura: cobrando intereses descomunales a quienes no paguen el saldo mensual completo de su tarjeta de crédito.
Los costos de financiamiento del ‘”dinero plástico” se ubicaban en el 40 por ciento durante el 2015, pero desde la devaluación realizada por el Estado Nacional y el despegue de la inflación, ahora tienen un piso del 60 por ciento.
De acuerdo al Banco Central, sólo para financiar gastos de tarjetas el banco Hipotecario cobra una tasa de 55 por ciento, el Galicia, 50 por ciento; el Santander Río, de 53 por ciento; y el Nación, el 52 por ciento, por tomar algunas entidades de referencia.
Pero si a esos porcentajes anuales, les sumamos punitorios, cargos fijos, seguro de vida por pago en cuotas y saldo impago e impuestos (como IVA e Ingresos Brutos), el porcentaje puede rozar el ciento por ciento en el financiamiento de los saldos.
Entonces ese 60 por ciento termina siendo más de un 80 por ciento y hasta 100 por ciento cuando la tasa es efectiva y se le agrega el IVA, seguro de vida y gastos administrativos.
La conclusión es, entonces, que los usuarios de los plásticos no debemos financiar compras mediante tarjetas de crédito y en lo posible hacer el pago completo y no el mínimo, pues de los contrario lo que se fija de intereses es abusivo y perjudica directamente a la economía familiar y de los asalariados.