Desde la -Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable- Audiencias Públicas-, de la Defensoría del Pueblo, se proyecta la firma de un Convenio de Colaboración con las Autoridades de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y con la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia de Buenos Aires, “para analizar la viabilidad de la concreción de una Planta de Reciclado de Pilas en nuestra Provincia o su Tratamiento y posterior derivación a través de un método simple, económico y sustentable que evite continuar con los daños a la salud y el ambiente que los metales como el mercurio, cadmio, plomo, zinc, manganeso y litio, desechamos irresponsablemente cuando junto con la basura domiciliaria, tiramos las pilas al fin de su vida útil y van a parar a basurales a cielo abierto, que con el paso del tiempo se descomponen, oxidándose y derramando tóxicos en el suelo, agua y aire, siendo mas grave aun cuando se las quema ya que estamos frente a sustancias peligrosas y que en nuestra jurisdicción carecemos de un Centro de acopio de pilas para su posterior tratamiento.
El Ombudsman Provincial, Dr. José Leonardo Gialluca, señalo que la disposición final de las pilas agotadas constituye un problema ambiental serio, tanto por su magnitud, como por la escasez de alternativas viables, desde el punto de vista ambiental, social o económico y más aun en nuestra ciudad que está rodeada de ríos, riachos y lagunas donde también van a parar estos elementos.
Actualmente, la UNLP – Universidad Nacional de la Plata-, ha puesto en funcionamiento en Gonnet, una Planta Piloto Multipropósito, y en donde se explicó que el primer paso del proceso comprende la clasificación por tamaño de las pilas alcalinas agotadas: chicas (AAA), medianas (AA), grande (C) y más grandes (D). Posteriormente mediante un método artesanal, se corta la carcasa de hierro que recubre las pilas; una vez abiertas se recuperan los diferentes componentes: cobertura de acero, algo de papel, el barro interno (debido a que tiene una gran cantidad de carbón), y los metales que se reutilizan como el zinc y el manganeso; una vez separados, se tratan en una solución de ácido sulfúrico generada por un proceso biotecnológico. En la industria, el método de generación de ácido sulfúrico es contaminante, pero la UNLP logró «obtenerlo utilizando biorreactores de producción biológica.
La producción microbiológicamente catalizada de ácido sulfúrico tiene ventajas sobre el empleo de ácido comercial porque es ambientalmente amigable, trabaja a temperatura ambiente y presión normal, utiliza cantidades mínimas de agua, produce ácido a la concentración adecuada para su uso, evitando el transporte de sustancias peligrosas. Por último, el proceso logra separar por precipitación los distintos componentes que pueden reutilizarse, obteniendo finalmente óxido de manganeso y carbonato de zinc; el primero puede utilizarse para fabricar acero y el segundo es aplicado en la industria alimenticia, farmacéutica, naval y hasta en la construcción.