La -Dirección de Derechos del Consumidor, Usuario y Contribuyentes, Relaciones de Consumo- de la Defensoria del Pueblo de la Provincia, dio respuesta a una presentación formal efectuada por consumidores de la ciudad capital, los que solicitaron explicaciones en cuanto a porque en Formosa o en nuestro mercado local, son tan caros los precios de los alimentos y de las bebidas en general y que podía hacer la Institución.
El Ombudsman Provincial, José Leonardo Gialluca mantuvo una reunión con los mismos, explicándoles cual es la competencia del Organismo de la Constitución y las medidas que se pueden tomar en estos casos, pero fundamentalmente les informó que estamos ante una situación de fijación de políticas públicas económicas en las cuales el Gobierno Nacional actual comprenden que no debe existir controles de precios u otras acciones y ello muchas veces permite que la cadena de comercialización de los alimentos, terminen en góndola con precios injustificados, ante un Estado totalmente ausente. También se les recomendó , no confiar en las tentadoras ofertas que ahora están en todos lados, esto es pague uno y lleve dos productos o comprando algo se puede adquirir un bien adicional a menor valor ; toda vez que allí juega la “publicidad engañosa” y los abusos de los supermercadistas y comerciantes que están a la orden del día.
Asimismo señalo que los alimentos son caros en la Argentina, “porque el costo argentino no tiene competitividad o si existe es muy bajo y ese es el factor principal del porque los alimentos son actualmente los más caros de toda América”.
Abundo que cuando hablamos de competitividad o de “costo argentino” se hace referencia a variables como el tipo de cambio, la logística, los impuestos, la mano de obra, la facilidad para hacer negocios, las distancias a los centros de consumo, la disponibilidad de materias primas o insumos, el ámbito empresarial, las economías regionales, de escala y otros factores.
Por ejemplo se dice que el campo es uno de los sectores más competitivos del país, y esto es cierto, pero la Argentina tiene uno de los mejores suelos del mundo para la agricultura, lo que se convierte en menor costo por cada unidad producida. Los productores tienen acceso a las mejores maquinarias e implementos agrícolas, mejorando la productividad. También, el campo argentino tiene cultura y profesionalismo de producción, lo que se traduce en gente que sabe cómo usar de mejor manera la tecnología y cómo producir más y mejor. Entonces, ¿cómo un país productor de alimentos y con un campo competitivo, puede tener alimentos caros? .Es que el problema , denuncio el Defensor del Pueblo, aparece cuando la producción del campo pasa la tranquera y se inicia la pérdida de competitividad. Argentina tiene una logística muy cara. Un transporte dominado por camiones, cuyo flete es 70% más que en Estados Unidos o 60% más caro que en Brasil. Donde el gasoil tiene un componente tributario del 50%; y no utilizamos nuestras hidrovias entre ellas la Paraná- Paraguay y que también puede beneficiar a Formosa como una herramienta estratégica para el comercio de Argentina, Bolivia , Brasil, Uruguay y Paraguay.
En segundo lugar están los impuestos: Productos alimentarios básicos tienen un componente tributario de entre el 30% y el 40%. Para resaltarlo, en un kilo de carne se pagan muchos impuestos, como así también en un litro de leche, o en un kilo de pan.
Por último, un punto que nunca debemos desatender nunca es la inflación. Argentina ha tenido años de inflación persistente, que ha sido superior a la devaluación. Esto es inflación en dólares. Entonces, los precios medidos en dólares han ido aumentando. Mientras que el resto de nuestros competidores, la inflación en dólares ha sido casi inexistente o de apenas un 2% anual. Esto significa que, de manera continua, nuestros productos se han ido encareciendo en dólares, al punto de estar más caros que los de París y Dubai. El “qué hay que hacer”, es fácil de concluir ,pero difícil de lograr. Se tiene que llevar adelante políticas públicas económicas para bajar la inflación, bajar impuestos, mejorar la logística, sumar tecnología, crédito barato a largo plazo y reducir trabas y burocracias, que permitan resucitar a las millones de PyMES que son el motor de la economía argentina y que hoy, llamativamente son dejadas de lado, castigadas con tarifazos y solamente se salvan los poderosos empresarios y supermercadistas o cadenas de ellos que hacen lo que quieren con el salario de los trabajadores públicos y privados.