No obstante las acciones que en forma permanente llevan adelante las Fuerzas de Seguridad, principalmente las específicas de la Policía de la Provincia de Formosa, sumado a las campañas de concientización que se realizan, la Defensoría del Pueblo reiteró su preocupación por los altos niveles de siniestralidad que enlutan las rutas formoseñas; la problemática de los animales sueltos no solo no disminuye, sino que se transforma lamentablemente en una de las tantas manifestaciones de imprudencia y negligencia.


Según estudios realizados, existen tres tipos de accidentes originados por los animales sueltos: Los que generan los animales domésticos o mascotas; los producidos por el ganado errante, ya sea que hayan escapado de un campo o deambulen por las banquinas en busca de pastaje y en menor medida los provocados por animales silvestres.
En nuestra provincia, la presencia de caballos, vacas, cerdos, burros, chivos en la cinta asfáltica son un obstáculo que los conductores deben sortear a diario, tanto de día como de noche.
La urbanización de sectores que hasta hace poco eran rurales, multiplica la presencia de mascotas en las rutas provinciales y nacionales, fundamentalmente por la falta de responsabilidad de sus dueños. La presencia de los mismos producen frenadas, maniobras bruscas y hasta siniestros, en las cada vez más congestionadas rutas formoseñas.
Desde el Organismo de la Constitución se destacó que si bien ante un siniestro vial el dueño del animal debe responsabilizarse ante la ley, son hechos evitables y como tales todos somos responsables, desde el acto de la tenencia responsable de animales hasta los controles necesarios; y en este punto el Ombudsman Provincial, José Leonardo Gialluca, no dejó de señalar, que son frecuentes las caídas y accidentes de conductores y acompañantes de motovehículos, al ser perseguidos por perros o deben concretar maniobras evasivas que terminan en accidentes.
El mayor porcentaje de los siniestros se produce en horario nocturno, lo que implica el déficit de guarda de los mismos en estos horarios. Resaltando la falta de «tenencia responsable de animales», se le aumenta el plus de la reducida visibilidad en los horarios nocturnos y la maleza crecida en las banquinas en estas épocas de constantes lluvias.
En lo que respecta a los caminos y rutas de nuestra provincia, persiste un mal que por su reiteración e indiferencia para solucionarlo tiende a caracterizarse como endémico: la presencia de “animales sueltos”.
En general, los casos se originan en: A).Los productores irregulares: que como actividad principal o secundaria “desarrollan” la actividad ganadera invadiendo predios ajenos semi-abandonados, en su mayoría fiscales, que a menudo ni siquiera cuentan con alambrados. B) Los productores marginales: que tienen muy pocos animales, por lo general menos de diez vacunos y/o caballos –o su equivalente en términos de ganado menor- para fijar un orden de magnitud. En todos los casos no constituyen su medio de vida sino que “ayudan” a su economía doméstica. No cuentan con tierras propias o a su disposición, aptas para su alimentación y tampoco tienen “marca” que identifique propiedad. Estos originan la mayoría de los accidentes. En términos de peligrosidad potencial para quien transita por una ruta, los daños que puede generar la maniobra de esquivar en velocidad a un cerdo de 50 kg de peso o a una vaca de 200 kg en medio de una ruta no difiere demasiado. Y, si se los impacta, independientemente de la mayor deformación producida por el animal de mayor peso, la pérdida del control del vehículo se produce en ambos casos. La indiferencia de estos “productores marginales” respecto de la seguridad de quienes circulan por las rutas es permanente y temeraria. Luego de producirse el accidente, habitualmente no existe forma de demostrar la propiedad o la tenencia del animal, a fin de imputar la responsabilidad que define el Código Civil. En aquellos raros casos en donde si es posible, se concluye que ese propietario o tenedor es insolvente. Esto es particularmente grave no sólo porque no se le puede reclamar el daño a nadie, sino porque fundamentalmente los verdaderos responsables eluden cualquier tipo de condena –moral y/o legal-, sin tomar verdadera conciencia de sus actos o, si la toman les resulta en el mejor de los casos indiferente. En definitiva se constituyen en verdaderos “inimputables”. No existe la verdadera libertad sin responsabilidad y no existe verdadera responsabilidad sin temor a sufrir las consecuencias por los actos perjudiciales a los demás; y por ello es que esta temática será nuevamente puesta a consideración del Consejo de Seguridad Vial Provincial, para adoptar todas las medidas que sean necesarias y disminuir hasta llegar a eliminar los animales sueltos en nuestras rutas en beneficio de toda nuestra comunidad.