El Ombudsman Provincial José Leonardo Gialluca, señaló que la participación de la Iglesia en política es razonable y no está mal, pues un buen católico y la Iglesia deben entrometerse en política, pero lo que no pueden decir es que, “no tienen responsabilidades en hechos o actos que vive nuestra comunidad, tanto en lo social, económico, cultural, científico y político”.


Así como los ciudadanos no pueden desinteresarse de la política debe recordarse que el Papa Francisco, ha señalado que “la política es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común. No puedo lavarme las manos. Todos tenemos que dar algo”.
Sin embargo existe una arraigada costumbre de hablar mal de los representantes del pueblo, a veces faltando a la verdad respecto a situaciones o hechos y se repite con más asiduidad en los medios de comunicación a quienes no les cabe ninguna responsabilidad si falsean la información, más aún en tiempos de campañas electorales como las que vivimos.
Resulta entonces necesario participar también colaborando con opiniones, con correcciones, para servir a nuestro Pueblo y principalmente a los más humildes en cuestiones transcendentes para el progreso sustentable de la comunidad.
Ahora no parece necesario ni útil detenernos en “discusiones estériles” como las que últimamente se suscitaron respecto a la coincidencia de los días de la Fiesta del Pomelo con la Celebración del Día de la Virgen del Carmen, Patrona de la Provincia y de la Ciudad; es una circunstancia y somos miles los formoseños católicos o no que, podemos discernir libremente en participar de estos dos eventos de distinta naturaleza o de otros para recrearnos o quedarnos simplemente en nuestras casas con nuestros seres queridos.
Los problemas graves del país impiden detenernos en posturas personales y ocurrentes como las que entienden en que se insiste en mantener el festival antes nombrado en la misma fecha que la celebración católica, “como si alguien quisiera perjudicarlo o estar en contra de Nuestra Patrona”.
No es tiempo de abrir nuevas grietas, debemos unirnos para ser mejores , todos tenemos responsabilidades y deudas con la comunidad por ello en lo que respecta a la afirmación de Conejero en cuanto a que “uno tiene la inteligencia para darse cuenta donde está la verdad y donde está el engaño”, también es inclusiva y aplicable para nuestra Iglesia Católica, ya que sus acciones y conductas a través del tiempo no siempre han sido las de estar al lado de los que más necesitan y sus soluciones y respuestas tampoco son inmediatas. Éste es el caso de nuestra provincia, donde otros cultos han ganado muchísimo más terreno que la Iglesia Católica por su alejamiento y falta de respuestas a lo que plantea nuestro Pueblo. Las flexibilizaciones y desburocratizaciones predicadas e impuestas por nuestro Papa Francisco, parecen no haber llegado a Formosa, y es muy raro como excepcional que nuestro Obispo pueda vérselo algún día o fin de semana en algún barrio o comunidad necesitada de nuestro oeste provincial o de nuestra propia Ciudad Capital.
Entonces, quién puede arrojar la primera piedra y afirmar de que está obrando con absoluta justicia, si también la corrupción está dentro de la misma Iglesia Católica, y es por ello que nuestro Papa ha afirmado que son los jueces y fiscales argentinos los que deben restablecer la justicia sin la cual no hay orden ni paz social, y uno de los grandes males de hoy es la corrupción en todos los niveles y por ello también nos habla permanentemente de que en lo que respecta a la drogadicción debe existir rehabilitación e inserción y que la Iglesia Católica no puede nunca apoyar a candidatos que estén a favor o sean permisivos con el aborto. Así debemos recordar que una actual candidata señaló que “como católica, quiero un pastor, no un político”, es el caso de Elisa Carrió que se contrapone tozudamente a lo que nuestro Papa Francisco ha dicho y nos enseña de que la Iglesia debe comprometerse en la gran política como una de las formas más altas del amor y de la caridad. Pero de allí en más estar en cuestiones meramente temporales y simplistas, desconociendo o negando las realidades del Pueblo formoseño en los últimos años a la fecha, implica ponerse a hacer política para determinados sectores y es allí donde el Obispo Conejero, se equivoca, pues todos conocemos la realidad social, sanitaria, alimentaria de nuestras comunidades originarias y criollas, y también sabemos concretamente quien nos está diciendo la verdad y quién nos engaña, pues es necesario que el discurso de la Iglesia también no sea contradictorio con los hechos que lleva adelante, pues todos debemos estar juntos para que exista una verdadera Justicia Social y una mayor igualdad e inclusión en toda nuestra provincia y en todo el país, y aquí nuestra Iglesia Católica debe jugar un rol preponderante para ayudar a erradicar los males que existen y para ello más valen las acciones concretas que convertirse directamente en un denunciante que no aporta absolutamente nada para los que más necesitan. No deben existir más grietas y para ello necesitamos que nuestros pastores y la iglesia católica prediquen con el ejemplo.