Ante las quejas y reclamos contra la obra social PAMI, desde la Defensoría del Pueblo, se llevó a cabo una recopilación de antecedentes y de los cuales podría concluirse que el mayor inconveniente no es la corrupción sino la ausencia de prestaciones médicas adecuadas para los afiliados, no solamente en Formosa sino en todo el País y que si bien la corrupción es un tema grave pero que lo debe resolver la justicia, entre tanto las asistencias médicas no son las apropiadas y por ello se cursó una formal Actuación al Ministro de Salud, Jorge Daniel Lemus y al Secretario de Coordinación Interministerial, Mario Eugenio Quintana, solicitando buscar alternativas, toda vez que el PAMI, no cumple con los objetivos tenidos en cuenta al momento de su creación.

Desde el Organismo de la Constitución se detalló que en el año 1971, a través del Decreto-Ley Nº19.032, la Revolución Argentina creó el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, inicio del Programa de Atención Médica Integral (PAMI). En marzo de 1971, Alejandro A. Lanusse nombra a Manrique nuevamente en Bienestar Social, quien había sido designado anteriormente por el Presidente de Facto Roberto Levingston.
Por lo tanto el Programa de Atención Médica Integral, tuvo desde su origen un objetivo político-electoral a partir de una necesidad pero, en vez de reorganizarse el sistema de obras sociales y la salud pública, para que absorbiera a los adultos mayores, se creó un organismo para afiliar jubilados, apostando a erigir una estructura electoral. No obstante lo cual aquel PAMI pretendía acuerdos generales antes que crear una enorme estructura administrativa y de contrataciones y compras, tal como devino más tarde, ya deformado: hoy posee más de 550 bocas de atención aproximadamente. Con el Proceso de Reorganización Nacional, se decidió abrir una Delegación Regional del PAMI en cada provincia y pusieron al frente a Santiago de Estrada. Tiempo después tanto Carlos Ruckauf como Fernando De la Rúa fueron beneficiados por el voto de los jubilados y pensionados.
Así en el año 2016, se designa al frente del ineficiente PAMI a Carlos Regazzoni, quien afirmaba que: «Macri quiere que se dé un buen servicio a los jubilados y estamos trabajando para que eso ocurra. PAMI es una institución muy grande, con problemas estructurales pero estamos invirtiendo más que antes y somos muy optimistas. La idea es que el dinero de la corrupción vaya a los afiliados, que deben tener la mejor medicación. Cambiamos el sistema de médicos de cabecera para que los jubilados tengan un mejor servicio, quienes venían reclamando que no los atendían. Ahora los abuelos pueden cambiar de médico de cabecera cuantas veces quieran y nosotros le vamos a pagar al médico por paciente atendido. La idea es darle poder al jubilado…”.Nada de ello hasta ahora es suficiente, puesto que el PAMI, se ha visto superado por el objetivo original y se ha convertido en un negocio para muchas personas y empresas, y se ha perdido definitivamente de vista la atención, digna y de calidad, para los afiliados. Por ello desde el Estado se debe buscar otros sistemas que permitan no originar tantos gastos de administración y de compras y garantizando a los jubilados y pensionados una cobertura sanitaria eficiente, siendo ello todo un desafío, pero que nuestros abuelos, -más allá de los partidos políticos-, se la merecen y entre todos debemos garantizársela.