Cuando se habla de pirotecnia siempre se hace referencia al sufrimiento de los animales, especialmente, al de los perros. Pero poco se sabe de lo que les ocurre a los niños autistas.


Las fiestas las pasamos siempre en casa, porque sabemos lo que sucede cuando llegan las 12 y comienza la explosión masiva con pirotecnia; me encierro en una habitación de mi casa y abrazo fuerte a mi hijo, a quien le late el corazón tan fuerte que parece que se le va a salir por el pecho”. De esta manera, Mariela Cáceres comparte la odisea que cada año debe pasar con su hijo Pablo Emanuel, de 14 años, quien sufre autismo. “Se oculta en el último rincón de la casa, desesperado y sin poder manifestar más que con el cuerpo lo que le sucede”, lamentó.
Esta situación desespera a los miles de padres que atraviesan por el duro proceso de transitar la vida con un hijo que acarreará con este síndrome durante toda su vida. “Queremos generar mayor conciencia y lograr hablar sobre discapacidad sin que lo dicho quede sólo en el discurso, la discapacidad de nuestros hijos es difícil de entender, nos cuesta mucho incluirlos y hay que comprender que tienen una hipersensibilidad con los sonidos; pero únicamente sabemos de este padecimiento quienes la vivimos todos los días”, reflexionaron los padres con hijos  Autistas de Formosa. “La mayoría de los chicos tiene hipersensibilidad auditiva. Llegan a sufrir una cuestión de dolor. Andar en la calle es complicado para ellos”. Por esa razón, el tema de los ruidos es sumamente importante. Sus oídos son muy sensibles, por eso, generalmente se tapan muy fuerte, tienen crisis de llanto, berrinches o hasta llegan a autolesionarse. Toman una posición agresiva para comunicar que los ruidos les molestan.
Por lo general, al llegar esta época del año, los padres toman medidas para proteger a sus hijos de la pirotecnia. Hay muchas familias que para las fiestas de fin de año se van al campo o a algún lugar alejado, porque en una ciudad donde los sonidos molestos forman parte de la vida cotidiana, tratar de mitigarlos o de aislarse de ellos se convierte en un problema.
“Los chicos, en la mayoría de los casos, no pueden decir qué les pasa y nosotros lo vamos descifrando, pero la mayoría tiene potenciada la audición y escuchan con la misma estridencia un papel que vuela, el taconeo de zapatos y el estruendo de los cohetes. “Ellos suelen hacer ruidos, pero es previsible, pero cuando vienen de afuera los aterra a tal punto que queremos salir a los gritos a pedir que terminen”. La pirotecnia no es el único problema. Tampoco pueden ir a un recital y evitan reuniones multitudinarias, cuando cantan el cumpleaños feliz no aplauden; hasta los globos son un problema, porque en cualquier momento pueden reventar. CONCIENCIA. Quizás prohibir o erradicar el uso de la pirotecnia sea una empresa imposible por ahora, pero al menos la campaña sirve para concientizar a los formoseños. Venimos de una cultura donde las fiestas son sinónimo de comer y hacer explotar pirotecnia, pero todo puede ir mejorando. Tenemos esperanza y queremos revertir esto, por eso apoyamos el Proyecto de Ordenanza presentado por la Defensoría del Pueblo, que prioriza la pirotecnia lumínica y elimina o prohíbe la pirotecnia sonora  de gran potencia.

El reconocido Dr. Juan Enrique Romero, veterinario afirmó que: “Uno de los factores por el cual los animales se asustan tanto tiene  que ver con lo repentino del fenómeno – porque por ejemplo- ellos pueden detectar por su olfato la ionización de la atmosfera cuando está por venir una tormenta. Pero el bombardeo de la pirotecnia sucede de golpe entonces el animal se desconcierta, además de que por su capacidad auditiva recibe los sonidos mucho más amplificados que el hombre”.

El Ombudsman provincial Dr. José Leonardo Giallluca afirmó que necesitamos que el Ejecutivo Municipal y el Honorable Consejo Deliberante, aprueben este Proyecto de Ordenanza para disminuir los impactos negativos que produce la pirotecnia en las personas, animales, y el ambiente, además trabajaremos todos  en, “CREAR CONCIENCIA para pasar durante las fiestas momentos felices, sin necesidad de tanto estruendo producido por la pirotecnia”.