-Se aprobó en nuestro país la indicación del uso de liraglutida para el descenso de peso en personas a partir de los 12 años-

La -Dirección de Salud y Medicamentos- de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, señaló como de gran importancia que el primer medicamento para tratar la obesidad en adolescentes haya sido autorizado por la ANMAT. Se trata de la liraglutida, primer tratamiento para la obesidad en décadas que es aprobado en menores de 18 años, anteriormente su uso era solamente para adultos. El Defensor del Pueblo Dr. José Leonardo Gialluca, afirmó que, luego de decretada la pandemia por el coronavirus, no sólo fueron desatendidas, sino que, además, se incrementaron varias enfermedades. Una de ellas, por no decir la afección por excelencia que más crece en el mundo y menos políticas sanitarias recibe y que por cierto predispone a innumerables problemas de salud es la obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una pandemia de tipo no infeccioso, causante, antes del aislamiento, de 2,8 millones de muertes anuales por enfermedades relacionadas. Así como la obesidad es un factor de riesgo para otras enfermedades, la realidad actual y los meses transcurridos en cuarentena agravaron esta pandemia escondida. En nuestro país, los resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizadas por el Ministerio de Salud de la Nación, muestran que actualmente más del 41% de los niños, niñas y adolescentes en la Argentina tienen problemas de sobrepeso u obesidad. Además, Argentina es uno de los 20 países en el mundo que, según las proyecciones de Unicef, en el año 2030 podría superar los 2 millones de niños, niñas y adolescentes con elevados índices de masa corporal. Es por ello que, la aprobación en nuestro país del uso de liraglutida para el descenso de peso en personas a partir de los 12 años de edad con obesidad en combinación con una nutrición saludable y mayor actividad física es algo que beneficiará a millones de personas. Esta medicación ya estaba disponible desde 2018 en nuestro país para su uso en adultos, desde los 18 años, pero ahora recibió esta nueva autorización para ser indicada en adolescentes, un grupo en el cual son escasas las herramientas para abordar una enfermedad tan compleja como la obesidad.  Existe evidencia de que cuando ambos padres presentan exceso de peso, cerca del 80% de los hijos desarrollan obesidad. Erróneamente, suele asociarse a la obesidad con la falta de voluntad, pero en realidad es una enfermedad crónica, progresiva y multicausal, en cuyo desarrollo intervienen mecanismos biológicos y hormonales, la genética, lo conductual, el estilo de vida, el entorno, aspectos socioeconómicos y el manejo de emociones. Es un desafío abordarla en forma integral y a largo plazo para que la persona logre bajar de peso, alcanzar un peso saludable y sostenerlo en el tiempo. Su tratamiento requiere del soporte familiar en su conjunto, así como también la participación de un equipo multidisciplinario de salud, pero, sin lugar a dudas, si van a utilizarse medicamentos de prescripción, se requiere que estos sean indicados por un médico que haga luego un seguimiento del paciente en el tiempo. Sufrir obesidad en la infancia y en la adolescencia tiene repercusiones en la etapa adulta. Y todas ellas muy desfavorables ya que los adolescentes son altamente sensibles a la opinión de sus pares y su necesidad de pertenecer al grupo puede llevarlos a expresar comentarios críticos y hostigar al diferente que está a la intemperie, fuera del grupo y muchas veces la obesidad es objetivo de esas burlas o bullying. Esto se da en una cultura muy atenta a la imagen, tendiente a idealizar rasgos externos, como belleza, delgadez, estatura, muchos amigos o éxitos deportivos, y que fuerza a los adolescentes a exponerse en múltiples redes que multiplican ese ser vistos y evaluados por otros.

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