-Que les niñes en todas las casas puedan seguir siendo niñes significa que puedan jugar, expresarse, y –sobre todo– ser respetados en su integridad-

El origen de la fecha del Día del Niño data de 1956 cuando la ONU instó a todos los países a que celebraran el día universal del niño y así en Argentina se festeja el tercer domingo de agosto, durante muchos años, se festejó el primero domingo, siendo que en el 2003 por pedido de la Cámara Argentina de la Industria de Juguetes y debido a cuestiones comerciales, se trasladó al segundo, para en el 2013, por petición de la misma entidad, la celebración se hace en la actual fecha. Desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, en esta fecha tan particular, donde vivimos un año especial por la pandemia del Coronavirus, se decidió invitar a pensar el Día del Niño, desde una perspectiva inclusiva con enfoque de género y diversidad, llegando así, a la celebración de las infancias. Todo esto, con el objetivo de visibilizar los cambios sociales, culturales y legislativos dados en los últimos años entendemos que es apropiado dejar de hablar de niño para hablar de infancias. Teniendo en cuenta que muchas veces el lenguaje refuerza estereotipos y desigualdades se hace necesario ampliar la mirada más allá de los binarismos para incluir a las infancias en sus múltiples diversidades. Como categoría y como construcción social e histórica, las infancias han cambiado y han sido entendidas de distinta manera a lo largo del tiempo. Incluso, en la mayoría de los casos la definición de infancia ha sido asociada a una cuestión de rango etario. Sin embargo, y a la luz de estos tiempos es necesario dejar de pensar en un modelo universal, único y homogéneo de infancia. Por eso, emplear el plural de “las infancias” nos permite dar cuenta de la diversidad que contienen, de las distintas dimensiones y de sus muchas complejidades. Porque no hay un solo tipo de infancia, sino que hay tantas infancias como niñas, niños y niñes quepan en ellas. A partir de una visión de les niñes como sujetos sociales de derechos, es decir, con opinión, participación, voz propia y deseos se promueve una nueva relación con las personas adultas. Y esto supone que el mundo adulto sea interpelado, reflexione, se pregunte permanentemente acerca de las propias expectativas, los deseos y condicionamientos que pudieran desoír o invisibilizar las voces y los deseos de les niñes a cargo. Es importantísimo pensar desde el Estado a las infancias con perspectiva de género e implementar políticas públicas que integren a esta porción de la población –que en el caso de Argentina representa una tercera parte–; es un desafío pero también una posibilidad de seguir ampliando derechos. Las infancias son distintas según su género, edad, procedencia, etnia, religión, cultura y condiciones de vida; y sabemos que, en tiempos de crisis o emergencias sanitarias, son niñas, niños y adolescentes los más perjudicados. Tal es así que, de acuerdo al último relevamiento de UNICEF Argentina, se estima que a fin de este año casi un 63 por ciento de chicas y chicos del país vivirían en situación de pobreza. Entendemos que la celebración de este año es muy particular producto de la pandemia global que vivimos. Por eso, desde esta Defensoría del Pueblo, entendemos que no es fácil, que hay días mejores y peores y que niñas, niños y adolescentes quieren volver a sus actividades habituales. Sin embargo, es bueno saber que el distanciamiento es sólo físico y no emocional y que de las maneras y medios que sea posible hay que estar lo más cerca que necesitemos de nuestros afectos.