Durante las últimas semanas se ha observado un fuerte incremento en el precio del tomate. El valor del kilo se está cobrando en las verdulerías de nuestra ciudad en el caso del tomate perita a $40 el kilo, y el redondo a $50 el kg, alcanzando hasta $55 el kg en diferentes lugares del interior provincial.

Esta situación se vive en todo el NEA y otras provincias donde se vio afectada gran parte de la producción de tomate por las inundaciones sufridas en Tucumán y ello determino junto a otras cuestiones climáticas, una merma muy acentuada en los volúmenes de ingreso de tomates a nuestros centros de comercialización.

 Se estima que los argentinos consumimos anualmente 16,9 kilos per cápita de tomate en fresco por lo que la hortaliza es importante en la dieta del país.

Desde el Organismo de la Constitución Provincial, se sugirió a todos los consumidores, a reemplazar este producto momentáneamente, por otras verduras, pues en este caso no se trata de especulación de los mercados, sino que simplemente estamos frente a una contingencia climática que ha producido un bache en el suministro de tomate. Con una menor oferta, el precio aumenta y eso es lo que estamos viviendo. No obstante, es una situación que durará 15 o 20 días mas o menos y luego tendremos el ingreso nuevamente del tomate del norte, que hará bajar los valores que hoy se registran

Consultando en las verdulerías de nuestro medio, se señala que por las altas temperaturas que todavía se registran para la época del año, los consumidores se vuelcan a comprar lo hortalizas de alto consumo en verano, como tomate y lechuga, pero con la llegada de temperaturas más bajas, la demanda también merma y en 15 ó 20 días vamos a estar inundados de tomates a bajos precios. No hay que irse tan atrás en el tiempo, para recordar esas épocas cuando las personas sólo consumían tomates de latas en esta altura del año. Con las nuevas tecnologías, la producción de invernadero, entre otras cosas, hace que la estacionalidad del producto sea menor, pero no por ello debemos seguir los caprichosos vaivenes del mercado que perjudican en este caso a las economías familiares y para ello debemos convertirnos en “hábiles e informados consumidores”.