Con una inflación por arriba del 55% y los salarios públicos y privados perdiendo capacidad adquisitiva, los consumidores formoseños se están endeudando cada vez más y en niveles peligrosos con tarjetas de crédito para cubrir necesidades básicas, como lo son la compra de alimentos y medicamentos.
La Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, señaló que conforme datos de la Consultora First Capital Group, la operatoria en pesos con tarjetas de crédito registró un saldo de 456.283 millones pesos a fines de septiembre, lo que significó un incremento récord del 5,9 por ciento respecto del cierre de agosto último. A pesar de la recesión y la caída del consumo minorista en torno al 15% anual, el crecimiento interanual del uso de las tarjetas de crédito para consumidor alcanzó el 28,3% anual en septiembre del corriente año. El Ombudsman Provincial, Dr. José Leonardo Gialluca, señaló que como consecuencia de las permanentes remarcaciones de precios, tanto de los alimentos, como de los productos de higiene personal, a lo que se le suman los medicamentos, los consumidores vienen haciendo un fuerte uso de las plásticos para financiar sus compras. Por otra parte, se advirtió que en momentos de crisis, resulta tentador pagar -el mínimo mensual de la tarjeta de crédito-. Se trata siempre de montos más fáciles de cubrir que el total y al hacerlo, el banco deja que sigan usando el plástico para atractivos descuentos y el pago en cuotas. Sin embargo, se trata de un arma de doble filo: pagar el mínimo podría costar muy caro por las altas tasas de interés que superan el 60% y 70% anual. Si bien el pago mínimo no es fijo, por lo general representa alrededor del 5% del saldo de deuda y la totalidad de todos los gastos no financiables -costos administrativos o cuotas, comisiones, impuestos y las cuotas de las compras-. El pago mínimo de la tarjeta puede tener un costo financiero total cercano al 200% anual en bancos, y de hasta un 300% en los plásticos no bancarios. Aquí es donde desde el Organismo de la Constitución, aconsejaron que, “nunca conviene hacer el pago mínimo de la tarjeta de crédito porque en la práctica es como pedir un préstamo sin garantía al banco o al emisor del plástico”. La tasa de interés para el pago mínimo se llama costo financiero total que se calcula con “un sistema de amortización directo” compuesto por una tasa de interés de referencia más una prima de riesgo. En este caso, se toma la tasa de interés de referencia de las Lebacs, que está en un 60% y 70%, y la prima de riesgo tiene que ver con la situación del mercado y la alta morosidad. Entonces, si se abona el pago mínimo cada 30 días, la deuda original no se reducirá porque está compuesto en mayor parte por intereses, comisiones e impuestos. Es sólo un buen negocio para el banco ya que definen el pago mínimo para cubrir los intereses y no la deuda en cuestión. Si los consumidores usamos la tarjeta de crédito como si fuese una extensión de nuestro sueldo o ingresos, realizando el pago mínimo y financiándose mes a mes, estaremos pidiendo préstamos sin garantía. Las tasas pueden más que duplicar el costo de las mercaderías o el servicio que se haya comprado o abonado.