El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el acto deliberado de quitarse la vida. Su prevalencia y los métodos utilizados varían de acuerdo a los diferentes países.
Desde el punto de vista de la salud mental, los y las adolescentes poseen vulnerabilidades particulares, por su etapa del desarrollo. En este contexto, desde la -Dirección de Niñez y Adolescencia- de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, se viene impulsando una serie de acciones concretas para “visibilizar” la problemática del suicidio y promover así acciones de prevención para reducir los índices de mortalidad ligados a esta causa y en ello se han concretado “medidas de carácter preventivo”, que pasan por “hablar” del suicidio y trasladar esta temática a escuelas, colegios, medios de comunicación, ya que está aprobado y se considera que la visibilización desincentiva las tendencias suicidas. Por ello, la OMS afirma que las tasas de suicidio han aumentado en un 60% en los último 50 años y ese incremento ha sido más marcado entre los jóvenes, al punto de convertirlos en la actualidad en el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países del mundo. El suicidio a nivel mundial se encuentra entre las tres primeras causas de muerte en las personas de 15 a 44 años. Actualmente es la segunda causa de defunción en el grupo de 10 a 19 años. Según el Ministerio de la Salud, en Argentina la tasa de suicidio es de 7.8 cada 100.000 habitantes. Las conductas suicidas engloban: suicidio consumado (muerte derivada de lesión, envenenamiento o asfixia mecánica con evidencia explícita o implícita de que el sujeto tenía alguna intención de matarse), tentativa de suicidio (comportamiento autolesivo sin resultado letal en el que hay evidencia explícita o implícita de que el sujeto tenía alguna intención de matarse), ideación suicida (cualquier manifestación del sujeto que exprese el pensamiento de llevar a cabo un comportamiento relacionado con el suicidio). Los factores de riesgo pueden ser No Modificables: Género masculino (el hombre tiene mayor efectividad en completar el acto suicida, un 80%, mientras la mujer es quien realiza un mayor número de intentos y encuentra la muerte sólo en un 20%), edad avanzada, caucásico, antecedentes familiares de conducta suicida; Potencialmente Modificables: Enfermedades mentales, consumo activo de sustancias, aislamiento social, idea de desesperanza, rasgos de personalidad impulsivo-agresivos, estresantes vitales (eventos negativos, abuso físico, abuso sexual), circunstancias socioculturales (nivel socioeconómico, problemas laborales, etc.). Los Indicadores de riesgo inminente en adolescentes son: hablar de ser una carga para otros, severa desesperanza o pesimismo, pérdida de interés o placer, inquietud, agitación o ansiedad en aumento, alucinaciones, inhabilidad para concentrarse y tomar decisiones, dormir mucho o muy poco, aumento en el consumo de drogas, preocupación por pérdidas. El Ombudsman Provincial Dr. José Leonardo Gialluca, advirtió que en principio se debe tener en cuenta que el suicida ve a la muerte como una solución. Es por esto que, además de la visibilización, desde el Organismo de la Constitución, se Instará a la reglamentación de La Ley 27.130 o Ley Nacional de Prevención del Suicidio, que fue sancionada el 11 de marzo de 2015 y promulgada el 6 de abril del mismo año. La misma tiene como objetivo la disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio, a través de la prevención, la asistencia y la posvención, que son las acciones destinadas a trabajar con el entorno de la persona que se quitó la vida para evitar nuevos eventos. La Autoridad de Aplicación es el Ministerio de Salud de la Nación, que debe elaborar protocolos de atención y emergencia; crear un registro con información estadística sobre suicidios cometidos e intentos; desarrollar programas de capacitación, campañas y recomendaciones a los medios de comunicación para el abordaje responsable de las noticias vinculadas a estos actos. Por ello estamos convencidos que se debe hacer hincapié en la necesidad de hablar abierta y honestamente en relación al suicidio, evitando comentarios peyorativos o explicaciones simplistas de un fenómeno altamente complejo.