Las fiestas clandestinas que se realizan para Navidad y Año Nuevo en nuestra ciudad, ya sea en quintas privadas o en casas que poseen importantes patios, vienen constituyendo un grave problema que entre todos debemos solucionar.

Desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia junto a la Dirección de Bromatología, Higiene y Comercialización de la Municipalidad de la Ciudad, el Ministerio de Gobierno, Justicia y Trabajo, además de las fuerzas de seguridad de la Policía local, “ya se ha notificado de que se abstengan de realizarlas, a los distintos propietarios o responsables de los lugares que de antemano, conocemos, que se preparan para fiestas clandestinas, dentro y fuera del ejido urbano”.

El Ombudsman Provincial señalo que este no es un tema nuevo, pero que sus autores materiales e intelectuales deben saber que están llevando menores de edad y ciudadanos a fiestas que carecen de una autorización legal, a lugares sin medidas de seguridad, en algunas ocasiones fiestas organizadas por jóvenes con gente mayor respaldándolos, donde se cobra entrada y las invitaciones se hacen a través de las redes sociales a las que las autoridades públicas competentes estaremos pendientes.

A estas fiestas añadió el funcionario, concurre gran cantidad y variedad de público y no hay límites de asistentes, se expenden bebidas alcohólicas, las cuales se consumen desmedidamente, y en algunos lugares como el de Padre Patiño al 1400 o el de la calle Fontana al 400, se cobró a las damas $60 y $100 a los varones, en Navidad, vendiéndose las entradas en diferentes sitios de distribución onerosa o en su defecto se realiza “una supuesta lista de invitados que son las personas que ya han pagado de antemano”. Tal cual manifestó un propietario del inmueble de la calle Padre Patiño al 1400, esto se hace porque se tiene que pagar al disk jockey, $7000, también está el costo de las bebidas, del hielo, ¿y si esto no es un acto de comercio, entonces de que estamos hablando? Esta es la transgresión grave que se comete “y nadie quiere ser aguafiestas” pero hay toda una cuota de responsabilidad que el Estado Provincial y Municipal, continuara asumiendo; y aquí en muchos de estos lugares se pone en riesgo la vida de los que concurren; “hemos constatado cables de electricidad en el suelo sin su protección debida, cajas registradoras, arsenal de bebidas de todo tipo, decoraciones y preparados para albergar de 300, 600 a 1.000 personas, lo que hace necesario que asumamos todos el rol de mayor responsabilidad ya que desde la gente que alquila equipos de sonidos, y proporcionan otros elementos son directa o indirectamente responsables y si nos adentramos un poco más, en dichos lugares no existe un servicio de emergencia, un servicio de seguridad, “pero si existe gente que lucra con el dinero de otros y poniéndolos a los jóvenes, en una situación de total y absoluto riesgo, de lo contrario harían los trámites correspondientes.