Desde la -Dirección de Salud y Vivienda- de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa se solicitó a la Ministra de Salud y Desarrollo Social Dra. Carolina Stanley y al Prof. Dr. Adolfo Rubinstein, Secretario de Gobierno de Salud, se adopten las medidas urgentes y necesarias para implementar de una vez por todas la ley de salud mental, toda vez que desde el Organismo de la Constitución, consideraron que la salud mental es un tema que nos concierne a todas las personas y que en la actualidad, ningún partido político la ha colocado dentro de su agenda de debate.
En el plano específico de la salud mental señalaron que los padecimientos deben ser atendidos desde una perspectiva integral, y ello implica necesariamente un tratamiento interdisciplinario. A todas luces, resultan no solo insuficientes los abordajes que se venían haciendo, sino que además los mismos eran contrarios al actual deber ser. Hoy lo que imperan como principios rectores son los de la integración, la inclusión, la autonomía, el empoderamiento, la igualdad y ello significa un cambio profundo que se abre camino entre los cuestionamientos sostenidos por los sectores más tradicionales. En Argentina, la Ley N° 26.657 de Derecho a la Protección de la Salud Mental, en su artículo 3°, define a la misma como “un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona. Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas (…)”. Esta normativa no sólo prioriza el respeto y promueve la dignidad de aquellas personas con padecimientos mentales, sino que, además, implica un cambio de paradigma. Se deja de entender a las personas con discapacidad mental como objeto de asistencia para considerarlas sujetos de derechos. Sin embargo, las personas con padecimiento mental aún sufren el estigma social que pesa sobre la locura. Por eso es fundamental impulsar la transformación de las prácticas sanitarias, institucionales y sociales que promueven la discriminación de las personas usuarias de los servicios de salud mental y que alientan su segregación, exclusión y profundización del padecimiento mental. Desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, señalaron que es necesario DERRIBAR MITOS SOBRE LA SALUD MENTAL: • “La salud mental es una cosa de locos”. FALSO. Según la OMS, 1 de cada 4 personas que vive en las grandes ciudades necesita o necesitará apoyo psicológico durante su vida. • “Las enfermedades mentales son un problema poco frecuente”. FALSO. Según estudios de la OPS/OMS, los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en nuestra región.
Por ejemplo, el alcohol y la depresión son los problemas más frecuentes en salud mental. • “Las personas cuya salud mental se encuentra comprometida no están en condiciones de decidir sobre su vida”. FALSO. Todos tenemos derecho a ser escuchados y a tomar decisiones sobre nuestra salud y vida, salvo en situaciones excepcionales y temporarias, de acuerdo a la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Argentina en 2008. • “La enfermedad mental es irreversible”. FALSO. Los padecimientos mentales pueden afectar parcial y transitoriamente la vida de una persona. La recuperación es posible con los adecuados apoyos comunitarios. • “Las personas con enfermedad mental deben ser aisladas”. FALSO. Todos tenemos derecho a recibir la adecuada atención de salud, con el acompañamiento de nuestros afectos y comunidad. El hospital psiquiátrico o la reclusión no son respuestas apropiadas. • “Una persona con enfermedad mental es sólo y exclusivamente un enfermo mental y todos los sentimientos y conductas derivan de esa condición”. FALSO. La condición de enfermedad mental no engloba todas las aspiraciones, deseos y proyectos de quien la padece. • “Las personas con padecimiento mental son peligrosas”. FALSO. Las personas con padecimientos mentales, en su conjunto, no son más peligrosas que el resto de las personas. • “El cierre de los neuropsiquiátricos deja abandonados a los pacientes”. FALSO. El proceso de atención debe realizarse fuera del ámbito de internación hospitalario, desde un abordaje interdisciplinario e intersectorial. Se prioriza la inclusión familiar, laboral y cultura en la comunidad. Actualmente se conoce que en los países en vía de desarrollo, desde hace unos 20 años, los trastornos mentales graves (alcoholismo, depresión, trastornos de angustia, demencias, parkinson, epilepsia, trastornos de la infancia y adolescencia, abuso de drogas ilegales, psicosis) son la principal carga de enfermedad, por encima de la diabetes, la hipertensión, el HIV, las enfermedades pulmonares, etc. y el gran problema que existe en nuestro país es que la psiquiatría tuvo siempre una insuficiente consideración dentro de la salud pública y nadie sabe cual es el porcentaje de recursos que nuestro presupuesto nacional le dedica a la misma, y por ello no es casual que el 80% de las personas con algún trastorno mental grave no acceda a atención alguna, a pesar de que la Argentina es uno de los países del mundo con mayor proporción de psiquiatras y psicólogos por habitantes, 13 cada 100.000 habitantes y 120 cada 100.000 respectivamente. Al estar los presupuestos desbalanceados lo que peticionamos además es que esta ley de Salud Mental que fue sancionada hace casi 10 años y en donde todavía a meses del 2020, fecha fijada como meta para la sustitución de los hospitales psiquiátricos por hospitales generales, continuamos en deuda con una gran parte de nuestra sociedad por la falta de voluntad política que ha impedido que la misma se implemente.