Se señaló desde la Defensoría del Pueblo que en la actualidad se consume un 22% menos de leche que en el 2016 debido al enorme aumento de los precios que impacta sobre otros derivados lácteos, haciendo que el consumo sea el más bajo en los últimos 16 años.
El precio del litro de la leche es cada vez más inalcanzable para miles de familias, que no tienen más remedio que prescindir o disminuir su consumo, que afecta esencialmente a niñas/os, adolescentes y adultos mayores. El Ombudsman Provincial Dr. José Leonardo Gialluca, recordó, que los nutricionistas entienden que la leche es un alimento esencial y muy difícil de remplazar, por lo cual las recomendaciones médicas en el país son que deben consumirse unas tres porciones de lácteos por día, lo cual podría ser un vaso de leche, uno de yogurt y un trozo de queso. El actual no consumo de lácteos, viene originando problemas nutricionales y sanitarios particularmente en los niños, toda vez que en los lácteos se encuentra el calcio, mineral fundamental para nuestra salud ósea, toda vez que, durante la corta edad, el mismo conforma la densidad ósea que deberá soportar toda la vida. El peligro es que, si no se consume leche en el caso de los niños, esto conduce a problemas como la baja estatura, osteomalacia (huesos blandos), raquitismo y hasta problemas respiratorios, todo lo cual genera posteriormente osteoporosis, osteopenia y sarcopenia (pérdida de musculatura). En nuestro medio señaló Gialluca actualmente la leche tiende a ser remplazada por mate cocido con azúcar y más harinas, lo que determina sobrepesos, obesidad, hipertensión arterial y diabetes. La leche es el segundo producto que más se encareció en el último año; un 95,4%. Entre 10 artículos comparados, de sachet y larga vida, el valor pasó de rondar los $24,30 por litro en mayo de 2018 a unos $55,10 el mes pasado. El sachet más económico de primera marca, lo encontrábamos a $22,50 hace un año, hoy no baja de $45, el doble. Si se toma la botella de litro, también de primera marca, el aumento anual fue de $33 a $64: un 94%. Además, el aumento de la leche impactó en todos sus derivados. De acuerdo al informe del Índice de Precios al Consumidor, que el jueves pasado difundió el Indec, los lácteos fueron los alimentos más afectados por la inflación en lo que va del año. En los últimos 12 meses ya se encarecieron un 81,1%, contra una inflación del 63% en el total de los alimentos y un índice general del 57%. Para dar algunos ejemplos: el yogur firme que hace un año costaba $23,50 ahora se vende a $50, un 113% más caro. Por otro lado, el kilo de queso cremoso que un año atrás valía $164, ahora tiene un costo de $356. Estas subas de precios implicaron además un enorme derrumbe del consumo. El mismo cayó más del 21% en lo que hace a la leche en polvo y los yogures; el 18,5% en cuanto a manteca; 11% en los quesos. Más prescindibles, los postres lácteos y flanes se consumieron 30,9% menos y las leches chocolatadas y saborizadas, un 51,5% menos; en este sentido los consumos son los más bajos de los últimos 16 años. En este contexto, desde el Organismo de la Constitución, se denunció que también se comercializan productos cada vez más caros y de mala calidad, por lo que tenemos a La Serenísima -la principal empresa láctea del país que abarca el 80% del mercado- lanzando un “alimento lácteo a base de leche”. Se trata de una especie de derivado de la leche, compuesto por un 70 % de materia prima y por un 30% de una mezcla de agua y lactosa, es decir una “cuasi – leche”. Este invento de la empresa que tiene como lema «la verdad láctea» es una mentira en sachet. Esta decisión fue tomada ante la creciente demanda de su segunda marca Armonía, que tenía un costo menor para la población y le rendía menos ganancias.