Supuestamente el próximo lunes comenzarían las clases del presente año lectivo, pero como consecuencia de distintas problemáticas en los porcentajes de los salarios que se reclaman, las mismas podrían no iniciarse y de esta forma desde la Defensoría del Pueblo se sugirió a todos los padres ante el aumento fuerte de los útiles, uniformes y ropa para sus hijos que al no existir ya cuotas sin intereses, lo mejor es esperar.
La ansiedad afecta más a los padres que a los niños en esta época del año, pero, como lo confirman los últimos relevamiento realizados por este Organismo, los precios de los útiles escolares caen entre 15 por ciento y 20 por ciento una vez que empiezan las clases.
Esperar para comprar conviene entonces no sólo porque los precios bajan y aparecen ofertas más tentadoras. Además, porque en los negocios hay menos gente y los vendedores tienen más tiempo para ofrecer mejores cosas.
Esto no quiere decir que el primer día de clases los chicos deben comenzar con la mochila vacía, si no que es preferible que tengan lo justo y necesario y luego ir completando de acuerdo con la sugerencia de las maestras sobre las cosas que necesitarán a lo largo del año.
El Ombudsman Provincial, José Leonardo Gialluca, apunto que antes de ir a comprar es bueno armar una lista y hay que intentar no salirse de ella, evitar los impulsos y no comprar “por las dudas”.
Como en todo, hay que buscar precios. Hay mercadería escolar en supermercados, librerías de barrio y también en otro tipo de negocios multirrubro que, por lo general, son los que mejores precios tienen.
Otro consejo es hacer las compras sin los chicos. Ocurre que la industria ofrece productos cada vez más sofisticados, con los personajes de moda y que son más caros que los “genéricos”, porque pagan licencia.
Los niños se tientan con esos artículos y, a veces, es difícil negociar. Si no hay opción, entonces quizás conviene explicarles antes de ir que hay un listado que hay que respetar y que sólo podrán elegir uno o dos productos, por ejemplo.
En tanto, otra buena costumbre para ahorrar algunos pesos es la de ordenar y recuperar lo que quedó de años anteriores. Seguramente, hay muchas cosas dando vueltas en condición de seguir siendo usadas. En cuanto a los libros, pasa algo parecido. Los jóvenes del secundario, sobre todo, pueden conseguirlos usados más baratos y en buenas condiciones, tanto en librerías como a través de los propios colegios a los cuales asisten y también con sus compañeros.