Productores ganaderos de la zona de Boedo, San Hilario, Pastoril, se entrevistaron en el día de ayer con el Defensor del Pueblo a raíz de los graves inconvenientes que vienen sufriendo desde hace aproximadamente dos meses a la fecha y que se resume en la limitante que les ha impuesto el SENASA, de faenar como máximo 1 o 2 reses por mes y que el producto de la misma sea para consumo propio y no para comercialización, pudiendo sí vender a carnicerías pero únicamente obtienen autorizaciones limitadas a las cantidades antes descriptas que con los pagos de impuestos, tramites traslado y otros no les resulta una actividad rentable y que puedan cubrir sus diferentes necesidades.
El Ombudsman Provincial, Dr. José Leonardo Gialluca se contacto con el Dr. Miguel Aranguis del SENASA- Delegación Formosa, quien tuvo la gentileza de explicar que toda esta situación se da, “no por un capricho del SENASA sino por la aplicación de una normativa que se encuentra vigente y que tiene por objetivo principal la sanidad y salubridad de los consumidores en relación a las faenas”.
Desde la Defensoría del Pueblo, se remitieron formales Actuaciones al SENASA y al Ministerio de la Producción y Ambiente; para ver como se puede, en la práctica conciliar los intereses de todas las partes, esto es de los productores, del SENASA, de las carnicerías, de los mataderos, frigoríficos; con las necesidades de los consumidores que siempre estamos buscando precios razonables en la carne y además que se cumpla con todos los parámetros de seguridad alimentaria.
El Defensor afirmó que con las actuales exigencias para faenar a los productores, “se está alentando indirectamente al abigeato y a que se realicen comercializaciones irregulares o ilegales impidiéndole al Estado de esta forma cobrar los impuestos o tasas respectivas y por si esto fuera poco, se está también atentando contra la existencia de los frigoríficos en la provincia, ya que salvo La Rural, Camiletti, prácticamente no tiene actividades, y Corral Siete se ha convertido en una Cooperativa pero que no tiene y no puede cumplir con las condiciones de salubridad que exige regularmente el SENASA.
Finalizo diciendo que nosotros Institucionalmente defenderemos a todos los consumidores pues en la cadena de comercialización de la carne, para dar un ejemplo, un productor al vender faenada una vaca gorda, obtiene aproximadamente $4.500 de ganancia y si ese mismo producto le llega a un carnicero en forma irregular puede llegar a obtener hasta casi $9.000, siempre a costa del bolsillo de los consumidores finales.