-Advirtieron que, financiar el consumo de esta manera, generará endeudamientos con los bancos, lo que refleja las dificultades económicas de los consumidores a quienes no les alcanza el dinero para cubrir los gastos de la Canasta Básica Total. A su vez, el costo de la misma va por encima de la inflación, ascendiendo a $248.962,01 según el INDEC-

Desde la Defensoría del Pueblo, advirtieron que, por los incrementos en los precios de los alimentos, se observa, “un fuerte desacople entre el nivel de los ingresos y el costo de los productos”. Cualquier grupo familiar posee hoy dificultades para adquirir la Canasta Básica Total, (la cual se calcula a partir de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) incluyendo bienes y servicios no alimentarios como vestimenta, transporte, educación, salud, entre otros), teniendo en cuenta que el Salario Mínimo, Vital y Móvil se encuentra en $112.500 y llegaría a $118.000 en septiembre. Por lo que observamos que, las personas gastan casi todo su salario, solo para cubrir las necesidades básicas y a otras ni siquiera les alcanza y deben recurrir a entidades financieras, para tomar préstamos o a las tarjetas de créditos para poder comprar alimentos.  Así se ha originado la tendencia actual, que consiste en la utilización con mayor frecuencia de los plásticos para adquirir productos de la Canasta Básica. Para aliviar el bolsillo de los consumidores, desde el Gobierno Nacional se autorizó una suba del 30% en los montos para las compras con tarjetas en cuotas y de hasta un 25% para las operaciones en 1 solo pago, quedando excluidas las personas con menores poderes adquisitivos que no tienen acceso a las tarjetas de crédito. Uno de los factores que contribuye a este aumento en los pagos con tarjetas de créditos es la inflación generalizada que afecta a todo el país y por ello, cada vez hay más personas que usan los plásticos y esperan hasta el día del cierre para obtener un mes más de financiación. Anteriormente, este elemento de pago era utilizado para pagar el combustible o distintos bienes como ropa, calzados o electrodomésticos. El cambio de hábito de consumo debido a la inflación, “está produciendo que el uso de las tarjetas de crédito aparezca los primeros días de cada mes, cuando antes recién sus titulares las utilizaban transcurrida la primer quincena”. En este sentido, desde el Organismo de la Constitución, se señaló que, pagar con crédito bienes de consumo, trae aparejado la problemática de que todo ello va cargando rápidamente la capacidad de crédito de cada familia. Por lo que, se sugirió hacer un uso responsable de las mismas y no cometer el error de pagar el mínimo, pues, las tasas de interés de las mismas son altísimas. En la práctica, esto significa que financiarse con tarjetas de crédito es siempre mucho más gravoso. Si el resumen de septiembre fuera de $70.000 y el titular de la tarjeta decidiera pagar $50.000 y financiar los $20.000, deberá enfrentar un costo nominal de 107% sobre esos $20.000 y a esto se le deben sumar los costos administrativos y comisiones correspondientes a cada banco, lo que puede llevar el costo real por encima del 200%.